MARIPOSAS DE SANACIÓN

jueves, 3 de abril de 2014

CUARZO AMATISTA...INFINITAS PROPIEDADES SANADORAS...


Perteneciente a la familia de los cuarzos, la amatista es una piedra semipreciosa. Su color lo determina el hierro que contiene, pudiendo variar del púrpura intenso al azul celeste. 

Los egipcios la apreciaban tanto que la consagraron al dios lunar Toth; los griegos la asociaron a Mercurio, y fue también la gema preferida de los hebreos. San Juan la consideró la piedra base de la ciudad celestial del Apocalipsis. Más tarde, en el Medioevo, fue utilizada en forma de cuentas para confeccionar rosarios, por su pureza y su poder para inducir a la meditación.

PROCEDENCIA

La amatista es un cuarzo que podemos encontrar en la mayoría de países, sin embargo su procedencia más abundante la encontramos en Brasil, Uruguay, Madagascar, EEUU, Rusia, India y Australia.

PODER SANADOR
Su vibración energética es constante, y como todos los cuarzos, su efecto energético es equilibrador y armonizador. Con el contacto de nuestra piel, la amatista se calienta y su energía, su vibración, se expande. 


Como herramienta para la cristaloterapia, tiene un sinfín de aplicaciones, a continuación hago referencia a algunas de ellas:

• Su vibración equilibra ambos hemisferios cerebrales.


• Fortalece el sistema inmunológico.


• Eleva el nivel de conciencia y ayuda a definir la misión de vida, al proporcionar objetividad en las inquietudes tanto materiales como espirituales.


• Ejerce una beneficiosa influencia protectora.


• Su vibración está relacionada con la energía de liberación, transmutación y perdón, lo que la capacita como cristal de compañía en procesos de sanación de heridas sentimentales, recuerdos dolorosos, traumas y miedos; éste es su poder alquímico: sacar lo mejor de nosotros mismos.


• Aporta, a nivel mental, sentido de la proporción, lo cual es de muy valiosa ayuda a la hora de tomar decisiones y determinaciones.


• Fortalece la autoestima y ayuda a enfrentar los propios límites y miedos.


• Es el mineral ideal cuando se está realizando terapia regresiva.


• Puede aplicarse sobre el cuerpo de un paciente al que se le esté tratando con Reiki u otra técnica de imposición de manos.


• Es el mejor mineral que podemos sostener entre las manos a la hora de meditar o relajarnos.


• Ayuda a conciliar el sueño si colocamos un canto rodado plano de amatista bajo la almohada.


• Combate el estrés tanto físico como mental, aportando claridad por equilibrar de manera holística, mente, cuerpo y sentimientos.


• Es el mineral más emblemático para recuperar la vitalidad después de una enfermedad y/o intervención quirúrgica.


• Su energía es estabilizadora a nivel emocional cuando se la lleva permanentemente en contacto sobre la piel (por ejemplo, como colgante a la altura del corazón).


• Deshace nudos energéticos que pudiera haber sobre el entramado áurico.


• Aporta paz, estabilidad y tranquilidad al carácter.


• Ayuda muchísimo en casos de dependencia (ludopatía, tabaquismo, drogodependencia, etc.).


• Aporta firmeza y seguridad al carácter, personalidad y temperamento.


• La amatista es un mineral emblemáticamente femenino pero su frecuencia vibratoria favorece igualmente a hombres, niños, ancianos y adolescentes.


• Tomada como elixir o como agua de amatista, nos ayuda a renovar la energía de nuestro organismo ya que a nivel interno, sus propiedades se integran a nivel celular.


• Es muy eficaz en procesos de liberación de sentimientos de culpa.


• En mujeres embarazadas aporta tranquilidad, serenidad, confianza y protección.


DIFERENTES FORMAS

Ya sea tallada, natural, en drusa, geoda, canto rodado, joya, ¿cómo seria mejor a nivel personal?.Cuando lo que pretendemos es integrar la vibración de un mineral elegido, en este caso, la amatista, lo ideal es relacionarnos con él de una manera triple: una amatista en contacto directo con la piel, ya sea como colgante o en un bolsillo; teniendo otra amatista, que puede ser en canto rodado, que utilizaremos para “cargar” con su vibración el agua de un vaso (que ingeriremos en ayunas al levantarnos, o bien dentro de la botella de agua mineral de la que iremos bebiendo a lo largo del día); y otra amatista más, de un tamaño más grande, a ser posible plana (para que no nos moleste ni corramos el riesgo de hacernos daño con sus afiladas aristas), para situarla debajo de la almohada. Este autotratamiento lo mantendremos durante varias semanas seguidas e iremos tomando notas personales de los cambios que vayamos observando.